Profundidad de solo 3,9 km en Barrio Tournón activó una onda intensa en el Valle Central.
San José, Costa Rica — Un sismo de magnitud 4,1 sacudió la madrugada del 22 de agosto de 2025, despertando miles en el Gran Área Metropolitana. Aunque su magnitud era baja, la sensación fue intensa en áreas cercanas, debido a que ocurrió a una profundidad de apenas 3,9 kilómetros, lo que amplificó su impacto cerca del epicentro. La explicación técnica tras este fenómeno es clave para comprender su fuerte percepción.
El temblor registrado a las 00:45 a.m. del 22 de agosto de 2025 activó alarmas en hogares y despertó a habitantes del Valle Central. El Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Costa Rica (OVSICORI-UNA) ubicó el epicentro en el barrio Tournón, con una profundidad estimada de 3,86 km
Esta cercanía a la superficie potencia la percepción del movimiento aunque sea de moderada magnitud.
Por su parte, la Red Sismológica Nacional (UCR) reportó una magnitud de 4,4 Mw, con epicentro en Moravia y profundidad de 5 km, lo cual también explica por qué el movimiento se sintió fuerte en zonas aledañas
Tanto OVSICORI como la RSN coinciden en que la energía liberada se propagó en forma concentrada hacia la superficie, con poca dispersión.
Esta dinámica explica por qué barrios como San Pedro, Alajuelita, Montes de Oca, Heredia y San José centro reportaron un temblor “severo”, con caída de objetos y percepciones extremas, pese a que la magnitud no sobrepasó los 4,5
A diferencia, los sismos más profundos, aunque pueden tener magnitudes elevadas, tienden a sentirse más “ondulados” y menos localizados. En este caso, la energía viajó muy poco antes de llegar al suelo urbano, lo que hizo que los residentes sintieran todo el golpe sin atenuación significativa.
Este fenómeno no es inusual en Costa Rica, un país altamente sísmico por su posición en el límite entre la Placa Caribe y la Placa de Cocos. Cada año se registran miles de sismos, la mayoría imperceptibles. Sin embargo, aquellos que ocurren a profundidades superficiales, especialmente en el Valle Central, suelen generar una percepción intensa y alarmante.
Las autoridades del OVSICORI-UNA y la CNE reiteran que este tipo de golpes tectónicos locales son comunes y parte del ciclo propio de una zona de subducción activa. El hecho de que no se reportaran daños estructurales ni víctimas es un alivio y refleja una respuesta adecuada ante estos eventos
Desde una perspectiva preventiva, recomiendan mantener medidas como asegurar muebles pesados, tener un plan de evacuación doméstica y contar con suministros básicos. La conciencia ciudadana y la educación continua son clave para reducir riesgos.
Este episodio vuelve a poner en evidencia la importancia de monitorear no solo la magnitud, sino también la profundidad y epicentro de cada temblor para evaluar su impacto real y mejorar la comunicación con la población.
Además, se destaca la necesidad de fortalecer la infraestructura y protocolos escolares y laborales, de modo que ante un evento superficial, la población esté entrenada y tome decisiones rápidas y seguras.
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Para la población, entender este fenómeno no solo satisface su curiosidad, sino que incentiva una cultura de prevención informada y proactiva.
En síntesis, este sismo de baja profundidad y magnitud moderada reitera que en zonas urbanas densas, la profundidad puede ser más determinante que la escala numérica para medir el impacto humano y el potencial de percepción.
Cierro este cuerpo de texto recordando que, aunque la naturaleza sea impredecible, la preparación y el conocimiento sísmico permiten responder con menor alarma y mayor resiliencia.