Nueva ministra de Educación establece uniformes, cortes de cabello y saludos obligatorios; medida genera debate en el sector educativo.
San Salvador, El Salvador — La ministra de Educación, Karla Tigreros, anunció un reglamento disciplinario que obliga a los estudiantes de escuelas públicas a usar uniforme limpio, mantener un corte de cabello adecuado y saludar al ingresar, buscando reforzar el orden y la disciplina en los centros educativos.
A partir del 20 de agosto, todos los estudiantes de escuelas públicas deberán cumplir con las nuevas disposiciones de presentación personal, según explicó la ministra Karla Tigreros.
Los lineamientos exigen uniforme limpio, cabello corto o adecuadamente arreglado, y un saludo respetuoso al ingresar a los centros educativos. La medida ha sido definida como “de estricto cumplimiento” y busca recuperar la disciplina dentro de las aulas.
Los directores escolares serán responsables de supervisar el cumplimiento diario de las normas. Cada mañana deberán verificar que los alumnos cumplan con los lineamientos y registrar cualquier irregularidad.
En caso de incumplimiento por parte de los directores, se considerará una falta grave administrativa que podría acarrear sanciones disciplinarias, subrayando la seriedad de la medida.
Karla Tigreros es capitana de la Fuerza Armada y médica de profesión, con experiencia en logística de salud durante la pandemia, cuando participó en la distribución de vacunas. Su nombramiento por el presidente Nayib Bukele el 15 de agosto generó debate por ser la primera persona con rango militar al frente del Ministerio de Educación en más de medio siglo.
El mandatario Bukele defendió la decisión, destacando que Tigreros posee “liderazgo y capacidad” para transformar la educación salvadoreña. Con aprobación popular superior al 90%, el presidente ha impulsado medidas que algunos consideran un modelo de disciplina militar aplicado a la vida pública.
El contexto educativo en El Salvador ha sido tenso. En 2024, la secretaria general del Frente Magisterial Salvadoreño, Idalia Zúñiga, denunció despidos de maestros por recortes presupuestarios y conflictos salariales.
Ese mismo año, el Gobierno eliminó de los materiales escolares todo contenido relacionado con enfoque de género, generando controversia sobre retrocesos en derechos humanos dentro del sistema educativo.
Mientras algunos sectores respaldan las nuevas normas como un esfuerzo por mejorar la convivencia y la disciplina en las aulas, otros critican la medida como un reflejo de militarización en la vida pública y la educación.
Especialistas en educación señalan que la implementación de estas reglas podría tener efectos positivos en la conducta estudiantil, pero también advierten sobre el riesgo de tensiones con docentes y familias.
Padres de familia han expresado opiniones divididas: algunos celebran la disciplina estricta como necesaria, mientras otros consideran que limita la autonomía y la creatividad de los alumnos.
La medida también incluye inspección diaria por parte del personal directivo, lo que representa un cambio significativo en la rutina escolar y aumenta la responsabilidad administrativa de los directores.
El Ministerio de Educación ha indicado que realizará seguimiento cercano a la implementación de las normas, evaluando impacto en comportamiento estudiantil y clima escolar.
Organizaciones de derechos humanos han llamado a la prudencia, advirtiendo que las normas disciplinarias deben equilibrarse con respeto a la dignidad y derechos de los estudiantes.
El tema ha generado debate en medios y redes sociales, polarizando opiniones sobre la relación entre disciplina, control y militarización en la educación pública salvadoreña.
Finalmente, la medida de Tigreros será un indicador clave para evaluar si el modelo de disciplina estricta logra mejorar la convivencia o genera más tensiones en las escuelas públicas.