El presidente activa un plan de defensa con más de 4,5 millones de milicianos frente a las presiones de Estados Unidos.
Caracas, Venezuela — El presidente Nicolás Maduro anunció este jueves un plan especial de alistamiento masivo en Venezuela, tras el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del Caribe y la elevación de la recompensa en su contra.
El anuncio del mandatario venezolano se dio en medio de un acto oficial de condecoración a integrantes de la milicia. Desde la tarima, Maduro llamó a civiles y reservistas a sumarse a lo que describió como una jornada “histórica” de defensa de la patria.
La iniciativa responde a lo que el gobierno considera un aumento de la presión externa. Washington elevó recientemente a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro, un movimiento interpretado por Caracas como una señal de “hostilidad política y militar”.
Paralelamente, el Pentágono confirmó la presencia de tres buques de guerra en aguas del Caribe, como parte de una operación antinarcóticos. Medios internacionales señalan que podrían incorporarse hasta 4.000 marines en los próximos días, lo que refuerza la percepción de un escenario de confrontación.
Maduro reaccionó con un discurso cargado de mensajes de soberanía. “Basta de tus amenazas. Venezuela quiere paz”, expresó, subrayando que la movilización interna no busca la guerra, sino la preparación frente a cualquier eventualidad.
El plan especial contempla la participación de más de 4,5 millones de milicianos registrados en todo el territorio nacional. Según la narrativa oficial, se trata de un esfuerzo coordinado entre las Fuerzas Armadas, las llamadas bases populares y el sistema defensivo nacional.
Las jornadas de alistamiento se desarrollarán el sábado y domingo en cuarteles, plazas públicas y centros comunitarios. En cada punto, se espera registrar a voluntarios, organizar brigadas y realizar ejercicios de disciplina básica.
Este tipo de movilizaciones no es nuevo en Venezuela. Desde 2017, la milicia ha cobrado un rol cada vez más protagónico dentro de la estructura militar del país. Sin embargo, analistas señalan que el anuncio actual se produce en un contexto de mayor vulnerabilidad política para el mandatario.
Expertos en seguridad regional consultados por medios internacionales advierten que el despliegue estadounidense en el Caribe no implica, por ahora, acciones directas contra Venezuela. Aun así, reconocen que el simbolismo de las operaciones es un mensaje claro hacia Caracas.
El chavismo, por su parte, busca capitalizar el momento con un discurso de resistencia. Maduro ha reiterado que cualquier amenaza externa será respondida con la unidad cívico-militar.
Organizaciones opositoras critican que estas convocatorias representan más propaganda que capacidad operativa real. Voceros de la oposición sostienen que el país enfrenta problemas más urgentes, como la crisis económica, el deterioro de los servicios básicos y la migración masiva.
En el terreno diplomático, varios gobiernos latinoamericanos han expresado preocupación por la escalada de tensiones. Algunos llaman al diálogo como única salida viable, mientras que otros respaldan las acciones de Washington.
En paralelo, la Casa Blanca mantiene la presión financiera y judicial contra altos funcionarios venezolanos, en un intento por debilitar al núcleo del chavismo en el poder.
Maduro adelantó que en los próximos días sostendrá reuniones con el sistema defensivo nacional. El objetivo será realizar ajustes estratégicos y garantizar la logística para que las jornadas de alistamiento se desarrollen en todo el país.
La incertidumbre política se suma a una sociedad marcada por la polarización. Mientras sectores oficialistas se preparan para el fin de semana, miles de venezolanos siguen centrados en sortear el impacto económico y social del día a día.
El desenlace inmediato dependerá del grado de participación ciudadana. Para el gobierno, una masiva asistencia demostraría cohesión interna. Para sus detractores, será la prueba de si la narrativa de “amenaza externa” aún moviliza a la población.
La tensión entre Caracas y Washington, aunque no es nueva, adquiere un matiz distinto con el actual contexto militar. En medio de discursos y despliegues, la región observa con cautela los pasos siguientes.