La histórica Ciudad de Gaza enfrenta destrucción y temor por la próxima ofensiva israelí contra Hamas.
Ciudad de Gaza, Palestina — La Ciudad de Gaza, centro histórico y cultural del enclave palestino, se encuentra en caos ante un inminente asalto israelí. Los residentes enfrentan escasez de alimentos, servicios básicos colapsados y la amenaza constante de bombardeos mientras Hamas se atrinchera bajo tierra.
Hace dos años, la Ciudad de Gaza aún mostraba vida cotidiana: mercados activos, aulas llenas y cafés concurridos. Hoy, la vida normal colapsó por los meses de conflicto que siguieron al ataque mortal de Hamas contra Israel.
La Ciudad de Gaza ha sido clave históricamente, sirviendo como refugio de palestinos desplazados desde 1948 y albergando sitios arqueológicos milenarios. Desde 2007, Hamas estableció su capital de facto en la ciudad.
El bloqueo terrestre, aéreo y marítimo impuesto por Israel y Egipto ha limitado severamente la entrada de bienes y servicios, mientras que un sistema subterráneo de contrabando mantenía un mínimo contacto con el mundo exterior.
La infraestructura de Gaza está devastada: edificios destruidos, basura y agua de alcantarillado en las calles, humo constante de quema de plásticos y madera, y electricidad suministrada por generadores callejeros improvisados.
Los mercados venden alimentos a precios exorbitantes, y hospitales y farmacias no operan, dejando a los civiles sin productos esenciales de higiene y alimentación. Enfermedades y desnutrición afectan a la población, especialmente a los más vulnerables.
Matones armados y familias con armas improvisadas patrullan las calles para protegerse. El dinero circula a través de sistemas bancarios informales con altas comisiones.
Hamas, antes visible en toda la ciudad, ha desaparecido de las calles. Sus militantes permanecen ocultos y utilizan una estructura de comunicación subterránea que dificulta conocer su fuerza real en la ciudad.
Un subgrupo armado, autodenominado ‘Al Rade’a’, ha surgido para disuadir a empresarios acaparadores y bandas que colaboran con Israel, ejecutando a personas acusadas de traición o colaboración.
Expertos militares, como Alex Plitsas del Atlantic Council, señalan que Hamas actúa como una fuerza insurgente dentro de un gobierno electo, sin estructura uniforme, utilizando tácticas de guerrilla urbana y túneles estratégicos.
Israel planea un asalto que requerirá movilizar a 60.000 reservistas adicionales, con más de 20.000 extendiendo su servicio, y ha dado un plazo simbólico para evacuar la ciudad antes del 7 de octubre, segundo aniversario del inicio del conflicto.
El sistema de túneles de Hamas, conocido como el “metro”, es altamente complejo, con túneles principales y ramificaciones tácticas para ataques sorpresa y movimientos rápidos.
La operación israelí prevé atacar edificios densamente poblados, algunos de los cuales no fueron golpeados anteriormente, aumentando el riesgo para la población civil.
Organizaciones humanitarias y gobiernos han advertido sobre los riesgos de víctimas civiles, crímenes de guerra y bloqueos de ayuda que podrían agravar la crisis humanitaria.
Los civiles, atrapados entre la amenaza de bombardeos y la ausencia de seguridad, esperan ayuda mientras la ciudad se enfrenta a semanas críticas.
La vida cultural y social de Gaza ha desaparecido: escuelas cerradas, calles vacías y servicios públicos colapsados, mientras el temor domina cada rincón.
Expertos señalan que el éxito de Hamas en resistir depende de su capacidad para aprovechar los túneles y la preparación subterránea, dificultando la acción de las fuerzas israelíes.
Se estima que la ofensiva israelí tomará semanas o incluso meses para despejar la ciudad, casa por casa, enfrentando una resistencia organizada en un enclave densamente poblado.
La Ciudad de Gaza enfrenta nuevamente un futuro incierto, con la población civil en riesgo extremo mientras se acerca un asalto que podría redefinir la guerra en el enclave palestino.