Más de un cuarto de los 2,2 millones de habitantes en Gaza enfrenta niveles críticos de hambre en una crisis humanitaria sin precedentes.
Gaza, Palestina — La población de Gaza enfrenta una crisis alimentaria de magnitud inédita, con una hambruna inminente que afecta a más de un cuarto de sus 2,2 millones de habitantes. El bloqueo, la guerra y la destrucción de infraestructuras han provocado una escasez dramática de alimentos y agua, alertan ONU y organismos internacionales.
La hambruna en Gaza se define como la fase más extrema de inseguridad alimentaria, caracterizada por altos índices de desnutrición y mortalidad. Actualmente, toda la población está en situación de crisis alimentaria aguda, con la mitad en estado de emergencia y uno de cada cuatro hogares en condiciones catastróficas.
Organismos como Unicef y el Programa Mundial de Alimentos advierten que, sin intervención inmediata, la hambruna será inevitable en pocas semanas, principalmente en el norte de la Franja. Las condiciones en Gaza son únicas: la velocidad del deterioro y la imposibilidad de acceso humanitario agravan una crisis que antes ya era profunda.
El bloqueo israelí desde 2007 impide la entrada regular de alimentos y medicinas, y la ofensiva militar desde octubre de 2023 ha destruido infraestructuras vitales para la supervivencia, como hospitales y sistemas de agua. Más de 30,000 muertos han dejado las hostilidades, y la escasez afecta particularmente a los niños, que constituyen la mitad de la población.
El 15% de los niños menores de dos años sufre desnutrición aguda, y la mortalidad infantil por falta de alimentos ya se ha registrado en hospitales clave. Las enfermedades relacionadas con la desnutrición, como diarreas, aumentan la vulnerabilidad de los menores y amenazan su supervivencia.
Expertos denuncian que el hambre está siendo utilizada como arma de guerra, una práctica prohibida por tratados internacionales. El Consejo de Seguridad de la ONU ha condenado esta estrategia y exige la provisión inmediata de ayuda humanitaria, aunque el acceso sigue siendo limitado por motivos de seguridad y bloqueos.
La comunidad internacional ha respondido con envíos de ayuda aérea y proyectos para facilitar la entrada de suministros, como un puerto temporal en Gaza desde Chipre, anunciado por Estados Unidos. Sin embargo, estos esfuerzos aún no son suficientes para cubrir las necesidades de la población.
Las negociaciones de alto el fuego en curso buscan facilitar la llegada de ayuda, pero la violencia continúa, poniendo en riesgo tanto a los civiles como a los trabajadores humanitarios. La prioridad es detener el conflicto y abrir corredores seguros para evitar una catástrofe humanitaria irreversible.
En conclusión, Gaza enfrenta una crisis alimentaria que pone en peligro la vida de millones y exige una acción inmediata. La hambruna, aunque aún no declarada oficialmente, se acerca rápidamente y podría causar un desastre humanitario sin precedentes si no se garantiza acceso urgente a alimentos, agua y medicinas.