Activar GPR133 con ejercicio y moléculas como AP503 fortalece huesos en modelos animales: una nueva esperanza contra la “enfermedad silenciosa”.
San José, Costa Rica — La proteína GPR133, también conocida como ADGRD1, emerge como un prometedor objetivo terapéutico para la osteoporosis, ya que su activación potencia a las células osteoblásticas y frena la degradación ósea mediante vías naturales y medicamentosas.
La osteoporosis, calificada como la “enfermedad silenciosa”, compromete la salud ósea de millones de adultos mayores en el mundo. En Costa Rica, el envejecimiento poblacional agrava esta problemática, impactando la calidad de vida y el sistema de salud. Actualmente, los tratamientos disponibles suelen centrarse en frenar la degradación ósea o estimular la formación, pero con resultados variables y efectos adversos frecuentes.
Un nuevo estudio publicado por la revista Signal Transduction and Targeted Therapy (30 de junio de 2025) ha identificado a GPR133 (ADGRD1) como un receptor esencial en la regulación ósea. Este receptor responde a señales mecánicas —como el ejercicio— y a interacciones con PTK7, activando la vía cAMP/β-catenina en osteoblastos para estimular la formación de tejido óseo
En modelos animales, la falta de GPR133 produjo una marcada pérdida de masa y densidad ósea, reproduciendo características típicas de la osteoporosis. Asimismo, el uso de AP503, un agonista receptor-específico, restauró la fuerza y calidad del hueso en ratones sometidos a ovariectomía, modelo experimental de osteoporosis postmenopáusica
Además, investigaciones recientes en Science Advances demostraron que la activación exógena de GPR133 también inhibe la formación de osteoclastos, las células responsables de la reabsorción ósea. Reducir la acción de estas células es clave para proteger la integridad esquelética
La combinación de activación mecánica —ejercicio físico regular— y farmacológica (AP503) demostró un efecto sinérgico aún mayor: potenciar la formación ósea y frenar la degradación con resultados más robustos que cualquier estrategia aislada
Este enfoque dual podría traducirse en terapias más naturales, seguras y sostenibles, especialmente relevantes en Costa Rica, donde estilos de vida activos y programas comunitarios de ejercicio podrían integrarse con futuras terapias farmacológicas para atender mejor a la población adulta mayor.
La perspectiva va más allá de la osteoporosis: pacientes con pérdida de masa ósea por menopausia, inmovilidad prolongada o enfermedades crónicas podrían beneficiarse de estrategias basadas en GPR133. La activación de un mecanismo fisiológico propio reduciría los riesgos de efectos secundarios comparado con terapias agresivas y prolongadas
No obstante, aunque los resultados animales son prometedores, la traducción clínica en humanos aún requiere tiempo. Existen diferencias estructurales entre huesos de ratón y humano, además de desconocer aún la farmacocinética y seguridad a largo plazo del AP503
La detección de variantes genéticas en GPR133 que asocian densidad ósea baja sugiere que algunas personas podrían tener mayor predisposición a la osteoporosis. Identificarlas permitiría diseñar estrategias preventivas personalizadas; pacientes con esas variantes podrían beneficiarse especialmente de terapias dirigidas a este receptor
En términos prácticos, integrar prácticas saludables —como caminar, hacer pesas o ejercicios de impacto leves— podría optimizar la eficacia de futuros tratamientos farmacológicos, generando un abordaje integral y funcional contra la fragilidad ósea.
Un desafío clave será diseñar ensayos clínicos humanos que validen eficacia, dosis, seguridad y formas de administración de AP503 u otros agonistas. También se debe estudiar su uso combinado con regímenes de actividad física adaptados, considerando factores culturales, económicos y personales de la población costarricense.
Mientras tanto, la comunidad científica en Leipzig y otros centros continúa optimizando compuestos como AP503 y evaluando nuevas moléculas como GL64, que actúan inhibiendo osteoclastos desde otra vía biológica
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Desde el punto de vista social, potenciar la conciencia pública sobre la osteoporosis y promover programas comunitarios de actividad física podrían reducir la incidencia de fracturas y el costo social de esta enfermedad silenciosa.
Costa Rica, con su creciente población mayor y sus redes de atención primaria, está bien posicionada para integrar una estrategia precoz que combine ejercicio, monitoreo genético y futuras terapias dirigidas a GPR133.
Este avance científico abre la puerta a una nueva era en el tratamiento de la osteoporosis: más natural, con base biológica propia y potencialmente más eficaz y seguro que las opciones actuales.