Cierre de planta de Intel en Costa Rica: Figueres advierte sobre deterioro competitivo

El expresidente Figueres atribuye la salida de Intel a debilidades estructurales que afectan el futuro económico de Costa Rica.

 

José María Figueres alerta sobre impacto del cierre de Intel en Costa Rica

San José, Costa Rica — El expresidente José María Figueres alzó la voz tras el anuncio del cierre de la planta de ensamblaje de Intel en Costa Rica, señalando que la decisión revela una preocupante pérdida de competitividad nacional.

 

La reciente decisión de Intel de cerrar su planta de ensamblaje y prueba en Costa Rica ha generado una ola de reacciones, entre ellas la del expresidente José María Figueres, quien fue clave en traer a la multinacional al país durante su mandato en los años noventa.

 

Figueres recordó su papel en la apertura del país al sector tecnológico global, subrayando que Intel fue una puerta de entrada para decenas de empresas del sector y motor de generación de empleo durante décadas. Su llegada representó un hito económico que colocó a Costa Rica en el mapa de la inversión extranjera directa.

 

Ahora, con el cierre de la planta programado para completarse en 2026, Figueres advierte que la salida debe interpretarse como un síntoma de un problema más profundo. A su juicio, se ha erosionado la competitividad del país, en parte por una moneda revaluada que afecta a exportadores y por problemas persistentes en educación, infraestructura y seguridad.

 

El expresidente lamenta que el país haya dejado de ser una opción prioritaria para inversiones de manufactura, un sector que durante años ofreció empleos técnicos bien remunerados y oportunidades de desarrollo regional. En su opinión, esta pérdida no puede pasar desapercibida ni interpretarse como un hecho aislado.

 

Intel, por su parte, asegura que mantendrá operaciones en otras áreas como servicios de ingeniería y operaciones globales, que emplean a más de 2.000 personas. No obstante, el traslado de sus actividades manufactureras a países como Malasia y Vietnam marca un cambio estratégico relevante.

 

El anuncio afectará directamente a 800 trabajadores. Ante ello, Procomer ha activado un plan de recolocación laboral para intentar mitigar el impacto del cierre, aunque los desafíos para absorber esa mano de obra no son menores, especialmente en regiones que dependen fuertemente del empleo tecnológico.

 

La empresa indicó que la decisión responde a necesidades de eficiencia global en su cadena de suministro. Sin embargo, expertos nacionales interpretan el cambio como una señal de alerta que urge atención por parte del gobierno y el sector privado.

 

La combinación de factores como el bajo crecimiento económico, el rezago educativo y una inseguridad creciente ha generado un ambiente menos atractivo para empresas de alta tecnología. Figueres considera que se trata de un deterioro progresivo que se ha acentuado en la última década.

 

Otro aspecto que mencionó es la apreciación del colón, lo que ha encarecido las operaciones para empresas extranjeras. Esta situación, sumada a costos logísticos y a la lentitud en la ejecución de proyectos públicos, ha complicado aún más la retención de inversiones.

 

En contraste con el dinamismo que caracterizó a Costa Rica en los años 90 y 2000, hoy el país enfrenta obstáculos estructurales que requieren reformas profundas y urgentes. El cierre de Intel, según Figueres, debería ser un punto de inflexión.

 

La preocupación se extiende también al futuro de los jóvenes, para quienes el acceso a empleos de calidad se ha vuelto más limitado, especialmente en sectores tecnológicos que alguna vez ofrecieron horizontes amplios.

 

Desde diversos sectores, se coincide en que el país necesita una nueva estrategia de desarrollo que combine atracción de inversión, educación moderna, y mejoras tangibles en infraestructura.

 

La transición de Intel hacia Asia también refleja una tendencia global de reorganización industrial, pero para Figueres, lo importante es entender por qué Costa Rica ya no es parte de esa ecuación.

 

El país, concluye el exmandatario, debe leer entre líneas y actuar con visión. “Esto es lo que hay que cambiar”, sentenció, en un mensaje que resuena como advertencia y llamado a la acción.

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